El tipo más común de cirugía ocular pediátrica es la cirugía de estrabismo, para desalineación de los ojos. Otros procedimientos que se realizan con frecuencia son ptosis o párpados caídos, cirugía lagrimal traumática y obstrucción nasolagrimal congénita; quistes orbitarios o dermoides y chalacia (estilo) y otras intervenciones oculoplásticas.
Con menor frecuencia, cirugía intraocular para las cataratas congénitas y juveniles y traumáticas, glaucoma congénito y del desarrollo (aumento de la presión intraocular), exámenes bajo anestesia láser y otras enfermedades retinianas y tumores oculares.
La mayoría de las cirugías oculares pediátricas se realizan bajo anestesia general y son de naturaleza ambulatoria (se van a casa el mismo día). En raras ocasiones requiere parcheo o colocación de un vendaje en el ojo; el dolor postoperatorio es mínimo y fácilmente manejable en la mayoría de los casos. Aunque se recomienda una autorización preoperatoria por parte de un médico de atención primaria, no se necesitan análisis de sangre o de laboratorio especiales. Se recomienda que se realice con un anestesiólogo pediátrico presente, especialmente en circunstancias en las que los bebés y los niños tienen otras afecciones médicas asociadas.